El ataque de Trump contra los medios está funcionando

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Lo hizo de nuevo.

A las 3:14 del viernes, el presidente Donald Trump estaba despierto y tuiteaba.

“Es gracioso cómo CNN, con sus bajos índices de audiencia, y otros pueden criticarme cuando se les dé la gana e incluso culparme por los incidentes recientes con artefactos explosivos y comparar ridículamente la situación con el 11 de Septiembre y el atentado de Oklahoma City, pero, cuando yo los critico, enloquecen y gritan: ‘¡Eso no es digno de un presidente!’”, escribió.

Trump envió el mensaje mientras las autoridades federales investigaban los doce artefactos explosivos enviados al multimillonario George Soros, a políticos demócratas, a Robert De Niro y a CNN. Horas más tarde, el tuit de Trump ya era parte de las noticias nacionales.

“El presidente culpa a los medios por los incidentes con artefactos explosivos”, decía en la pantalla del noticiero Good Morning Americamientras un corresponsal de ABC News, Jonathan Karl, informaba al conductor George Stephanopoulos sobre el último ataque digital del presidente desde el césped de la Casa Blanca.

Así comenzó el día 645 de una presidencia que ha hecho de la denigración de los medios una de sus características distintivas.

Después de burlarse e insultar a los reporteros que daban cobertura dentro de un espacio cercado a lo largo de su campaña, Trump siguió su riña con ellos un día después de asumir el cargo respecto del número de asistentes a su toma de posesión. Luego llegó la campaña de frases peyorativas como “noticias falsas” y “enemigos del pueblo” contra quienes lo obligaban a rendir cuentas.

Poco antes de que las autoridades federales arrestaran a Cesar Sayoc Jr. —un republicano con antecedentes criminales cuyas redes sociales estaban llenas de memes conspirativos de derecha— el presidente estaba de regreso en Twitter.

“A los republicanos les está yendo muy bien en las votaciones anticipadas y en las encuestas, y ahora esto de los ‘explosivos’ ocurre y ese gran impulso se lentifica mucho, las noticias no están hablando de política”, escribió en una publicación del viernes a las 10:19.

Al referirse a una posible situación de terrorismo nacional como “esto de los ‘explosivos’” y vincularlo con las elecciones intermedias, Trump sugirió de manera no tan sutil que los medios están exagerando la historia debido a alguna motivación política. Incluso en una crisis nacional, se estaba apegando a su estrategia antimedios.

La pregunta es si su método está funcionando.

La respuesta breve es que sí. Cada vez más, los ataques casi diarios del presidente parecen estar surtiendo el efecto deseado, a pesar de los abundantes ejemplos del gran trabajo periodístico sobre su presidencia. Según una encuesta de CBS News a mediados de año, el 91 por ciento de los “fieles simpatizantes de Trump” confían en que proporciona información verídica; el 11 por ciento dijo lo mismo sobre los medios.

Trump habló de manera abierta sobre su táctica en una conversación de 2016 con Lesley Stahl de CBS News, que ella compartió a principios de este año: “Lo hago con el fin de desacreditarlos y degradarlos a todos ustedes para que, cuando escriban artículos negativos sobre mí, nadie les crea”, citó la periodista.

Puesto que el presidente se sirve de “el miedo y las mentiras” como estrategia electoral, según señaló The Washington Post la semana pasada, el sistema de información política está lleno de afirmaciones engañosas o simplemente erróneas, tantas que los reporteros no pueden seguirles el ritmo. Es como si Trump hubiera atacado a la industria periodística con una táctica de denegación de servicio (un ataque a una red de computadoras que causa que un servicio o recurso sea inaccesible a los usuarios).

Antes de que los artefactos explosivos y el tiroteo en la sinagoga de Pittsburgh dominaran las noticias, la historia principal era la caravana migrante, y estaba acompañada de gran especulación en programas de radio, redes sociales y por parte de personalidades obstinadas con ello en Fox News. Un mito se hizo viral: los miles de hondureños desesperados que avanzaban lentamente hacia la frontera con Estados Unidos eran participantes de un drama creado por los demócratas y financiado por el villano polivalente de la derecha, Soros, una idea que Trump pareció aprobar en un mitin en Montana.

Trump cuando partía a un viaje a Wisconsin la semana pasada. Incluso cuando las autoridades estaban a punto de atrapar al sospechoso de los artefactos explosivos, Trump sugirió que los medios exageraban la historia debido a una motivación política. CreditDoug Mills/The New York Times

Los reporteros responden señalando que estas afirmaciones no tienen fundamento, mientras intentan contratacar el contenido fabricado por Trump creando reportes que se actualizan permanentemente de sus declaraciones falsas, más de cinco mil, dice la columna de verificación de datos de The Washington Post.

De vez en cuando, los periodistas recurren a la palabra “mentira”, como a veces lo ha hecho The New York Times. Otros blancos frecuentes del desdén del presidente, CNN y MSNBC, han desmentido sus afirmaciones con encabezados en pantalla y páneles de discusión interminables.

Sin embargo, ese tipo de esfuerzos de buena fe parecen cada vez menos eficaces. El presidente ha logrado presentar a los periodistas como el punto de contraste principal en su espectáculo interminable de telerrealidad, para el deleite de quienes lo vitorean en los mítines.

Al responder a estos ataques incesantes y afirmaciones sin fundamentos, ¿acaso los periodistas están cayendo en una trampa? Eso es lo que piensa Steven Pinker, profesor de Ciencia Cognitiva en la Universidad de Harvard, quien ha descrito al presidente como un promotor de una “ideología que se opone a la Ilustración”. Incluso con su cobertura de los artefactos explosivos, “de nuevo manipularon a la prensa”, argumentó Pinker en Twitter.

En una entrevista telefónica, Pinker dijo que los medios habían sobreinterpretado los actos de una persona perturbada. “No es un reflejo, en sí, de la situación del país”, comentó.

No obstante, concedió que los medios no pueden ignorar a Trump. He ahí la cuestión. Este presidente “habla y tuitea mucho sin que se revise su contenido con vehemencia, y hay muchas más imprecisiones fácticas con las que debemos lidiar”, dijo Glenn Kessler, quien desde hace mucho ha sido columnista de la sección de verificación de datos en The Washington Post.

Sin embargo, al analizar minuciosamente y tan a menudo las palabras de Trump, los periodistas permiten que los simpatizantes del presidente e incluso algunos votantes que aún no se han decidido piensen que la prensa solo quiere atacarlo.

“Eso da la señal de que hay algo más en juego, un deseo de presentar constantemente a Trump y todo lo que dicen él y su gobierno como mentiras”, dijo Danielle Pletka, vicepresidenta del American Enterprise Institute, una organización conservadora de investigación. Agregó que los medios deben dejar de analizar cada uno de sus pormenores retóricos y enfocarse, en cambio, en sus tácticas más grandes.

¿Cuánto les tomará a los medios idear una manera más eficaz de contrarrestar la letanía de afirmaciones sin fundamentos que inundan el ciclo noticioso?

A este ritmo, se podría llegar a una solución en algún momento del tercer periodo de Trump./ The New York Times/Por Jim Rutenberg

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