Quo Vadis Domine?

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Por: Denia León

Hace algunos años escribí un artículo bajo este título en referencia a la leyenda dorada del siglo XIII que escribió el monje dominico y arzobispo de Génova, Jacobo de Vorágine sobre la persecución que sufrieron los cristianos en el año 64 cuando Nerón era el emperador de Roma. Según la leyenda, Pedro optó por huir de la ciudad a través de la Vía Apia, pero en el trayecto se encontró con Jesucristo que cargaba con una cruz, por lo que su discípulo le preguntó “Quo Vadis Domine” ¿A dónde vas Señor? Y Jesucristo le contestó: Mi pueblo en Roma te necesita, si abandonas mis ovejas yo iré a Roma para ser crucificado de nuevo. Pedro avergonzado de su actitud decidió retornar a Roma donde fue crucificado cabeza abajo porque el apóstol de Jesús consideraba que no merecía morir como su maestro.

En las historias y leyendas sobre los inicios de la cristiandad encontramos mártires dispuestos a ser inmolados por la defensa de su fe, sus creencias y su Dios tal como los hay entre los que profesan el Judaísmo y el Islam que son en esencia las tres grandes religiones monoteístas del mundo.

El Estado Islámico que es una rama extrema del Islam, ha emprendido una nueva “guerra santa”, bajo el pretexto no solo de apoyar la expulsión de los israelitas del que consideran su territorio ancestral pese a que el Corán, en uno de sus versos afirma lo contrario sino que, además pretenden expulsar de sus territorios toda influencia política o económica de las potencias ya sean de Oriente o del Occidente extrañas a su fe.

El Oriente Medio o Próximo y el Lejano, tradicionalmente han sido objeto de conflictos religiosos a lo largo de su historia sin embargo, el conflicto desatado en Siria se ha desbordado al extremo de producirse un éxodo masivo de sirios, afganos y nigerianos entre otros, que suman millares.

ACNUR una organización dependiente de las Naciones Unidas, estimaba que en estos cuatro años de conflictos entre el gobierno sirio de Bashar Al Assad, los rebeldes y el Estado Islámico, se habían perdido alrededor de 230.000 vidas y que 11.5 millones de sirios habían huido de sus hogares en busca de refugio en Jordania, Líbano y Turquía porque no soportaban el régimen islámico que ha acaparado gran parte del territorio sirio el cual incluye importantes yacimientos de petróleo. Otros miles de sirios, huyeron hacia las fronteras, tratando de encontrar refugio en Europa, Estados Unidos e incluso, en algunos países de América Latina.

Este drama humano despertó el interés de Europa que inicialmente aceptó brindar asilo humanitario a miles de sirios que se les cerraban las puertas en otros países del Oriente Medio pero últimamente ha reconsiderado su posición a raíz de los atentados terroristas que se han suscitado en Francia los que se adjudicó su autoría el propio Estado Islámico. Estados Unidos, por su parte, aunque preliminarmente aceptó recibir unos 10.000 refugiados, las últimas masacres atribuibles a estos islamistas, obligaron al Congreso de los Estados Unidos a reconsiderar su posición imponiendo mayores restricciones sobre el ingreso de sirios e iraquíes en un afán de evitar que intenten otro atentado terrorista en su territorio.

La “guerra santa” y los atentados terroristas, han unido a las principales potencias mundiales en contra del Estado Islámico sin embargo aún no reconocen que su fortaleza no solo estriba en el dinero proveniente del petróleo sino que en la firme convicción de sus creencias religiosas, su seguridad que gozarán de la gloria celestial si participan en esta lucha ya que conforme a su radical interpretación del libro sagrado El Corán, si provocan la muerte de los “infieles” tienen asegurada la gloria eterna. Es por ello, que su guerra trascienden las fronteras de la simple razón humana. Lógicamente su lucha no solo es celestial, incluye la defensa de sus riquezas naturales, la tierra que consideran suya y los apetecidos yacimientos de petróleo que aún controlan.

Es por ello, que ante los hechos consumados atribuibles en gran parte a la codicia desmesurada de sus riquezas tanto por parte del Oriente como del Occidente, cabe preguntarle al presidente de los Estados Unidos Barack Obama: Quo Vadis Domine? A dónde vas Señor? De regreso a la seguridad de los Estados Unidos o a enfrentar al Estado Islámico como lo hace el presidente ruso para evitar el exterminio de los cristianos, judíos o de otras denominaciones religiosas?

El presidente Vladimir Putin a través de la defensa del presidente sirio Bashar Al Assad ha jugado un papel importante en todo este ajedrez político internacional, pues ha logrado que Rusia emerja como toda una potencia armamentista mundial al frenar al Estado Islámico lo cual reafirma su liderazgo y carisma político internacional.

Pero la gran pregunta es, eso conviene a Occidente? Pese a las reticencias que se pudieran tener sobre el denominado “imperio del norte” y lo carismático que nos luzca ahora el presidente ruso, no podemos desconocer que somos parte del mundo occidental, vulnerables a la violencia y al terrorismo internacional y que por diversas razones, nos conviene, estar cerca de nuestro tradicional aliado Estados Unidos que de la lejana y de la hasta ahora desconocida, “madre Rusia”.

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