La vida pública de Bezos acaba con su vida privada

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El divorcio del fundador de Amazon puede convertir a su esposa MacKenzie Tuttle en la mujer más rica del mundo tras 25 años de matrimonio

Jeff Bezos, el fundador de Amazon, anunció el miércoles por Twitter su intención de divorciarse de Mackenzie Tuttle, con la que llevaba casado 25 años y con quien tiene cuatro hijos en común (tres biológicos y una adoptada). La decisión cayó como un rayo: las acciones del negocio online cayeron  después del anuncio, pero se recuperaron rápidamente. Según Bezos, la decisión es de común acuerdo: “Nos sentimos increíblemente afortunados de habernos encontrado y muy agradecidos por todos y cada uno de los años que hemos pasado juntos”. Pero conforme se van conociendo los detalles, se abre la posibilidad de una lucha en los tribunales que puede durar meses y convertir a Tuttle en la mujer más rica del mundo.

Según el tabloide New York Post, Bezos, que este sábado cumple 55 años, decidió presentar los papeles del divorcio una vez quedó claro que pronto saldrían a la luz fotos de su relación con Lauren Sánchez, cinco años más joven que él (y un año mayor que Tuttle). Sánchez fue presentadora del Canal 11 de Los Ángeles y aún está casada con su segundo marido, Patrick Whitesell, representante de actores como Matt Damon, Christian Bale, Kevin Costner y Hugh Jackman. “Hace ya unos años que los Whitesell y los Bezos socializan juntos, porque ambas parejas tienen casa en Seattle”, explicó una fuente al Post. “Lauren, que es piloto de helicóptero, fue contratada por Blue Origin, la empresa de viajes espaciales de Bezos, para sacar fotos aéreas”. Bezos y Sánchez fueron vistos juntos en la fiesta organizada por Amazon tras la gala de los Globos de Oro.Jeff Bezos y su ya exesposa MacKenzie Bezos.Jeff Bezos y su ya exesposa MacKenzie Bezos. JEROD HARRIS AFP

Cuando Bezos y Tuttle se conocieron, en 1992, ella acababa de llegar al fondo de inversión D. E. Shaw, donde él trabajaba. Bezos, hijo adoptado de un refugiado cubano, estaba reorientando su carrera hacia la informática y el emprendimiento tras frustrarse sus planes de convertirse en astronauta; ella, licenciada en la prestigiosa Universidad de Princeton, tenía intenciones de escribir una novela y había aprendido con los mejores: en la universidad había trabajado de asistente de Toni Morrison, que se llevaría el Nobel de Literatura al año siguiente. Seis meses después de conocerse, estaban casados; en 1994, cruzaron el país en coche para que Bezos pudiese aventurarse en el naciente negocio de Internet.

En el cuarto de siglo siguiente, Bezos pasó de ser un ambicioso emprendedor a convertirse en el hombre más rico del mundo, y de trabajar en un pequeño despacho de Seattle a convertirse en un magnate y filántropo, con intereses que van desde periódicos hasta una fundación multimillonaria para la educación preescolar, pasando por una empresa dedicada a su vieja pasión: el espacio.

Y ahí es donde puede estar el principal origen del distanciamiento de la pareja. Aún en los buenos tiempos, Bezos reconocía que su esposa era mucho más reservada que él, dedicada como estaba a su carrera de escritora y a sus actividades benéficas. Mientras Bezos estaba dedicado en cuerpo y alma a la construcción de su compañía, esto no fue un inconveniente. Pero la creciente influencia de Bezos en la vida política del país (por su participación en The Washington Post) como en el mundo del espectáculo (gracias a la creciente actividad de Amazon en la producción de series y películas) ha hecho que se le haya visto cada vez menos de chándal y cada vez más de esmoquin.

Los Bezos no han hecho públicos los detalles del divorcio; no hay constancia de que haya un acuerdo prematrimonial entre ambos y, según el portal TMZ, tampoco firmaron uno después de la boda. Esto convierte en fundamental la decisión de dónde se va a presentar la demanda. Si se registra en el Estado de Washington, donde está Seattle (que es la sede de Amazon y la principal de las varias residencias de la pareja), se abre un plazo legal de 90 días (“de enfriamiento”) hasta la primera sesión ante un juez.

Patrick Whitesell, Lauren Sanchez y Jeff Bezos, en un estreno en diciembre de 2016.
Patrick Whitesell, Lauren Sanchez y Jeff Bezos, en un estreno en diciembre de 2016. GETTY

Y, entonces, Bezos podría tener que decirle adiós a un buen bocado de su fortuna. “Washington es un Estado de bienes gananciales”, explica la página web de la firma de abogados McKinley Irwin, de Seattle. “Eso significa que todas las propiedades y deudas adquiridas durante un matrimonio será dividido a partes iguales por el tribunal si la pareja no llega a un acuerdo”. La pareja tiene más de 1.600 kilómetros cuadrados de propiedades (incluidas varias residencias). Pero la principal fuente de su fortuna son los 78,8 millones de acciones (un 16% del total) de Amazon que Bezos tenía en su poder en noviembre del año pasado, fecha de su última comunicación a la autoridad bursátil estadounidense. A la cotización actual, y si se repartiesen a partes iguales entre ambos, Tuttle se llevaría más de 56.500 millones de euros. Alice Walton, heredera de la fortuna de Walmart y que encabezó el año pasado la lista de la revista Forbes, posee según esta última 39.900 millones.

Al anunciar su divorcio, Bezos indicó: “A pesar de que los apellidos sean diferentes, seguimos siendo una familia, y seguimos siendo amigos”. La legislación de Washington no considera la infidelidad matrimonial un factor ni a la hora de repartir los bienes ni de considerar la custodia de los hijos. A Bezos, que sigue siendo considerado una pieza clave del éxito de Amazon, tampoco le interesa distraerse en un largo y costoso proceso judicial. El País España/Thiago Ferrer Morini. Madrid

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