Por: Denia León
Han pasado 17 años desde que ocurrió el Huracán “Mitch” el cual puso al descubierto la vulnerabilidad de Honduras frente a los fenómenos naturales especialmente, con respecto a los huracanes que representan en épocas lluviosas una verdadera amenaza para el país.
Fue después de ese catastrófico huracán, que las autoridades gubernamentales tomaron conciencia sobre la necesidad de tener un ente especializado que atendiera situaciones de emergencia nacional derivados de estos fenómenos naturales y del cambio climático.
Las primeras acciones gubernamentales se emprendieron en 1990, siendo presidente de la República el ingeniero Carlos Roberto Flores. Fue entonces que se creó la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO) cuyas acciones, inicialmente estaban encaminadas a brindar ayuda inmediata a la población en situación de emergencia y posteriormente, se ampliaron hacia la gestión de riesgos y vulnerabilidad ambiental integrándose en todo este esfuerzo a diversas organizaciones tanto a nivel regional como local.
Han transcurrido 15 años desde que se creó COPECO lo cual podría garantizar su estabilidad pero lo cierto es, que esta institución ha pasado por diversos altibajos ya que no siempre sus resultados han estado a la altura de la magnitud de los retos que ha enfrentado tanto por la debilidad institucional, la corrupción, la carencia de capacidad de dirección como por limitaciones presupuestarias.
Es por ello que no es de extrañar, que con el paso de los años, COPECO se visualizara como una institución debilitada que por momentos parecía languidecer pero que volvía a renacer con cada desafío climático que enfrentaba el país o con cada político que asumía su conducción. Esto incidía en sus desequilibrios presupuestarios que han estado influenciados por los vaivenes de los cambios políticos y los caprichos de las autoridades de Finanzas.
Pese a ello, en la presente administración, COPECO dejó de lucir como el “patito feo” de la fiesta debido al respaldo gubernamental que ha recibido el Comisionado Moisés Alvarado y la habilidad que ha tenido para sortear exitosamente muchas de las limitantes que tiene la institución.
a su corta experiencia profesional, ha logrado, elevar el perfil de la institución, sanear la administración de COPECO y facilitar la integración de equipos de trabajo al margen de los sectarismos políticos que dividen a la nación lo cual demuestra, profesionalismo y sólidos principios morales.
Es por ello que de continuar Moisés Alvarado por esa vía, no solo consolidará el proyecto orientado hacia la identificación de áreas geográficas vulnerables que le permitirán establecer un mapeo de amenazas a nivel nacional sino que además, podrá sentar las bases para la creación de un nuevo sistema basado en la gestión de riesgos y vulnerabilidad.
Los retos que le esperan al Comisionado Alvarado en los próximos dos años, no serán nada fáciles, mucho menos, para COPECO si es que no quiere ser el “patito feo” de esta fiesta.
