Éxtasis político

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Por: Denia León

Los indignados guatemaltecos que se volcaron masivamente a la Plaza de la Constitución exigiendo la renuncia del expresidente Otto Pérez Molina, están pasando por una especie de “éxtasis político” lo cual ha contagiado al movimiento de indignados de Honduras.

En este complicado proceso, no se puede desconocer el papel protagónico que han tenido los indignados guatemaltecos  y la famosa CICIG a pesar que tardó casi ocho años en empezar a rendir sus primeros frutos. Pero también es importante, considerar otros agentes políticos y económicos  poderosos que intervinieron en toda esta trama política.

Independientemente de los factores que confluyeron en la estrepitosa caída de Otto Pérez, lo cierto es, que su caso es emblemático en Centroamérica por lo que resulta interesante tratar de establecer un paralelo entre los indignados de Honduras y los de Guatemala.  En cuanto a similitudes se conoce que sus objetivos son coincidentes pero en cuanto a su evolución y mecanismos de lucha, existen grandes diferencias.

Los guatemaltecos por su trágica experiencia en la lucha armada,  han tratado de evitar la polarización entre los diversos sectores de la sociedad, cosa que aún persiste en Honduras por lo que los indignados hondureños, tienen que lidiar con un pueblo altamente polarizado, un partido político en el poder que aún tiene arraigo y fuerza y una fuerza política opositora que no termina de unirse en torno a sus objetivos por lo que no es casual, que por momentos, luzcan huérfanos en cuanto a liderazgos políticos sólidos que impulsen sus acciones y sin apoyos reales internacionales que los sustenten.

Los organismos internacionales llámese ONU, OEA o cualquier otro organismo internacional, brindaron asesoría a Guatemala y apoyaron la instalación de la CICIG porque fue avalada por los gobernantes de turno, incluyendo a Otto Pérez lo cual implica una “trampa política” disfrazada de “soberanía”, pues estos organismos, no atienden peticiones directamente de los indignados solo a través de sus gobernantes que son los acusados de corrupción e impunidad.

Esto demuestra que no quieren polemizar con los gobernantes especialmente, en los primeros tres años de gobierno donde son fuertes, pues desean participar en la solución de conflictos sociales incorporando a su creciente burocracia internacional como “asesores”, independientemente del grado de autonomía que tenga la Fiscalía o la Corte Suprema de Justicia respecto al Ejecutivo.

Pese a ello, no se puede desconocer que los fiscales y operadores de justicia en Guatemala, lograron a través de la CICIG, durante nueve años, adquirir un bagaje de conocimientos en materia investigativa y penal que les permitió con el apoyo de la Comisión de Seguridad, penetrar en las estructuras del poder político.

En este complicado ajedrez político tanto a los gobernantes como a los mismos indignados les resulta incierto el apoyo internacional, el cual incluye al gobierno norteamericano. Guatemala a diferencia de Honduras, recibió un fuerte apoyo a través del movimiento de los indignados y de la CICIG, mientras que en Honduras, se sigue con el juego del “gato y el ratón” pues por una parte, los norteamericanos, tienen objetivos coincidentes con el gobierno de Juan Orlando Hernández y por otra, incentivan a los indignados como fuerza social opositora al gobernante.

Además de lo anterior, los indignados de Guatemala, en su última fase, recibieron el apoyo de la cúpula empresarial de ese país, mientras que en Honduras, pese a la inconformidad que existe en relación a algunas medidas tributarias impuestas por el gobierno lo siguen apoyando y negociando, las mismas pues dudan de la orientación política del movimiento, especialmente de sus líderes a quienes se les supone comprometidos con LIBRE que lo identifican con la izquierda radical y al PAC que no se sabe con certeza hacia dónde se orientan.

Es por ello, que el panorama para los indignados hondureños y posiblemente el de los guatemaltecos, aún sea confuso, dado que no se puede ignorar que los cambios al más alto nivel en ese país, fueron más de personas que de tendencias políticas por lo que falta esperar, el despertar de todo ese “éxtasis político”!

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