Por Denia León
Cuando comenzó a desmoronarse el imperio financiero de la familia Rosenthal, la reacción inmediata de los hondureños fue culpar a los Estados Unidos por sus políticas intervencionistas en países pobres como lo es Honduras y señalar, tanto a la Comisión Nacional de Bancos y Seguros (CNBS) como al Ministerio Público de ser en alguna medida, los responsables por no haber dado una “alerta temprana” a los cuentahabientes de Banco Continental sobre las supuestas transacciones que estaban realizando en torno al lavado de activos y el narcotráfico internacional .
Sin embargo, a medida que fueron saliendo a la luz pública detalles sobre el proceso que se ha seguido en la liquidación forzosa de Banco Continental, pareciera que el panorama comienza a despejarse dejando al descubierto que efectivamente existió un proceso que desencadenó en el cierre de dicho banco y de las empresas involucradas, llegando incluso a justificarse del porqué la CNBS guardó un silencio prudencial sobre Banco Continental pues eso evitó en cierta medida, que se produjera un pánico financiero que arrastrara a todo el sistema financiero del país.
Pero ello, no justifica que el gobierno de Honduras, cuando Estados Unidos a través del Departamento del Tesoro, el Departamento de Justicia y la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) informó sobre los cargos que se le imputaban a los principales directivos de Grupo Continental, taimadamente guardara silencio dejando que toda la responsabilidad recayera sobre el gobierno de los Estados Unidos manipulando por su parte, un largo feriado “vacacional” que fue utilizado para mantener al público entretenido en las playas y centros de recreación mientras negociaba la liquidación de Banco Continental y otras empresas relacionadas que dejarían sin trabajo a miles de hondureños.
Es por ello, que independientemente del grado de culpabilidad que se supone que tienen los Rosenthal en este tipo de transacciones, surge de nuevo el debate sobre la independencia de que gozan tanto de los órganos judiciales como de supervisión y fiscalización del país por lo que en medio de toda esta maraña de intereses, se teme por una parte, que se actúe con ventaja y alevosía en contra del conglomerado de los Rosenthal a quienes incluso se ha llegado a victimizar por las repercusiones económicas que tiene para muchos hondureños la caída de su imperio financiero asimismo, surgen algunas voces que por su parte, temen que el poder político y económico que han tenido los Rosenthal influya sobre la Corte Suprema de Justicia (CSJ), la CNBS y el Ministerio Público otorgándoseles un trato diferenciado al extremo, que el país terminará pagando “los platos rotos” que fueron ocasionados en gran medida, por la misma debilidad institucional de nuestro sistema de justicia y de supervisión.
En esta confusión de intereses políticos y económicos además surgen otras interrogantes: Qué sucederá con la cartera de Banco Continental que aún está pendiente de negociación? A quién beneficiará? Porque su valor de mercado seguramente se hará con descuento por el riesgo que conllevan algunos préstamos que se otorgaron tanto a particulares como a empresas relacionadas por lo que se teme, que su venta beneficie a unos pocos y afecte las debilitadas arcas nacionales.
Y si bien es cierto, existe satisfacción entre los cuentahabientes que han logrado a través del Fosede recuperar sus depósitos menores a los 10.000 dólares, por otra parte, continúan las especulaciones en torno a las negociaciones relacionadas con la cartera de los préstamos y depósitos que superan dicha cantidad porque se supone, que también incluye, depósitos millonarios que tendrán que pasar por el tamiz de la OFAC para evitar que cuando se traspasen a otra entidad financiera, contaminen más el sistema financiero con dineros provenientes del lavado de activos, narcotráfico o incluso corrupción.
Es por ello, que en este “reparto de despojos” se debaten diferentes temas, desde el desempleo laboral que agravará la situación económica del país hasta las consecuencias económicas que provocarán el derrumbe de todo este imperio financiero el cual para unos se ha convertido en una tragedia humana pero para otros, constituye una gran oportunidad de hacer negocios a gran escala tanto a nivel nacional como internacional.
