El presidente maliense, Ibrahim Boubacar Keita, constituyó el lunes un gabinete limitado para negociar la formación de un gobierno de unión nacional, conforme a las recomendaciones de una cumbre extraordinaria de África Occidental, que amenazó con “sanciones” a quienes se opongan.
Los 15 jefes de Estado de la Comunidad Económica de África Occidental (CEDEAO), reunidos por videoconferencia, exhortaron el lunes a Malí a “la unión sagrada” para resolver la crisis que sacude al país desde junio.
El jefe del Estado maliense anunció por la noche, en un decreto leído en la televisión por la secretaria general de la presidencia Kamissa Camara, la constitución inmediata, en torno al primer ministro Boubou Cissé, de un equipo “ministerial restringido cuya misión es negociar con las partes interesadas, y con vistas a la formación de un gobierno de unión nacional capaz de contribuir a calmar la situación”.
Varios pesos pesados del precedente equipo, que había dimitido tras las legislativas de marzo-abril, conservan sus puestos: Tiébilé Dramé como jefe de la diplomacia, el general Ibrahima Dahirou Dembélé en Defensa, o Boubacar Alpha Bah en la administración territorial.
El abogado y figura política Kassoum Tapo se convierte en ministro de Justicia y el general de división Bemba Moussa Keita, en ministro de Seguridad.
El poder tuvo un gesto con la oposición al nombrar al frente de Economía y Finanzas a un exbanquero, Abdoulaye Daffé, considerado cercano al mentor de la principal figura de la protesta, el imán Mahmoud Dicko.
Los jefes de Estado de la región, que temen una desestabilización de Malí, epicentro de la amenaza yihadista en el Sahel, apoyaron los esfuerzos de mediación emprendidos desde hace semanas por la CEDEAO, indicó su presidente en ejercicio, el presidente nigerino Mahamadu Issufu.
Y por primera vez, hablaron de un “régimen de sanciones” contra “aquellos que realicen actos contrarios al proceso de normalización”, afirmó Issufu, según una copia de su discurso al final de la reunión, que duró unas tres horas.
Los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU acentuaron la presión y exigieron qeu todas las partes “sigan esas recomendaciones sin demora”, tras expresar su “profunda preocupación”.
A este clima de exasperación, alimentado desde hace años por la inestabilidad en el centro y norte del país, la crisis económica y la corrupción considerada endémica, se añadió la anulación por parte del Tribunal Constitucional de unos treinta resultados en las legislativas de marzo y abril, vista como un desencadenante de la situación actual.
– Legislativas parciales –
Los jefes de Estado de África occidental, que en su mayoría apoyan al presidente Ibrahim Boubacar Keita, piden hacer “todo lo posible” para obtener la “dimisión inmediata de los 31 diputados cuya elección fue cuestionada, incluido el presidente del Parlamento”, Moussa Timbiné.
Estas dimisiones allanarían el camino para unas legislativas parciales.
La cumbre pidió igualmente una “recomposición rápida del Tribunal Constitucional”.
Sobre todo abogó por la formación de un “gobierno de unión nacional con la participación de la oposición y de la sociedad civil”, y excluye una salida forzada de Keita.
Los dirigentes de la oposición en Malí rechazaron hasta ahora sumarse a tal gobierno, subrayando que los problemas superaban las simples cuestiones electorales.
AFP/Archivos / Michele Cattani
Un hombre pintado con los colores de la bandera de Mali participa en una protesta para pedir la dimisión del presidente Ibrahim Bubacar Keïta, el 19 de junio de 2020 en Bamako
Pese a estas reticencias, la CEDEAO “anima” al Movimiento del 5 de Junio, que lidera la protesta, a “participar” en este ejecutivo, “con un espíritu de patriotismo”.
El 10 de julio, la tercera gran manifestación opositora desembocó en tres días de disturbios, que dejaron 11 muertos en Bamako, según el primer ministro Bubu Cissé, aunque la Misión de la ONU en el país (MINUSMA) contabilizó 14 fallecidos.
La cumbre de la CEDEAO pidió una investigación para determinar la responsabilidad de estos disturbios.
“La unión sagrada” de los malienses es indispensable para evitar un colapso del Estado de consecuencias imprevisibles en el país, en sus vecinos Níger y Burkina Faso, igualmente escenario de mortíferos atentados yihadistas, “e incluso más allá”, indicó Issufu.
– Fin de la tregua –
El movimiento de protesta M5-RFP, una coalición heterogénea integrada por clérigos, opositores políticos y miembros de la sociedad civil, anunció el 21 de julio una “tregua” hasta que finalice la gran fiesta musulmana del Eid al Adha, el 31 de julio.
Pero los jóvenes del movimiento, punta de lanza de las protestas, que reclamaron de nuevo la dimisión del jefe del Estado, anunciaron la reanudación de las manifestaciones a partir del 3 de agosto.
Mientras, la violencia continuaba fuera de la capital. El cuerpo del alcalde de una comuna de la región de Tombuctú, en el norte, fue hallado “acribillado de balas” este fin de semana, una decena de días después de haber sido secuestrado por hombres armados.
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