Los meritorios refrescan al Barça

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Arturo Vidal y Braithwaite encarrilan el triunfo del líder, sentenciado por Alba y Messi, en cancha de un Mallorca reducido al talento de Take Kubo

Al Barça le ha sentado bien el confinamiento, el entrenamiento y el reglamento provocado por la covid-19. Aparentemente es un equipo más presentable, aliviado e incluso intenso, menos agarrotado que el del último partido visto en el Camp Nou contra la Real. Tiene mejor cara, se le ve más puesto, sin que se sepa aún si se ha recuperado suficientemente para revalidar el título de LaLiga. No da todavía señales de seguridad, tampoco de jerarquía, y hay jugadores que siguen sin encontrar su sitio como Griezmann. Todavía discontinuo, no permitió en cualquier caso que se dudara de su triunfo en Mallorca. Los azulgrana, más ambiciosos, certificaron su liderato y presionan al Madrid. La faena fue tan sencilla que apenas precisó de Messi. El 10 mandó y marcó en la última jugada con la derecha para que no se dudara de su presencia en un partido marcado por el talento de Take Kubo.

Las alineaciones ya no son necesariamente una declaración de intenciones sino que más bien parecen un punto de partida desde que se permiten cinco cambios y se han comprimido 11 jornadas en poco más de un mes —la última se juega el 19 de julio—. Habrá que poner mucha atención a la mano de los entrenadores, y más en equipos con unas jerarquías muy marcadas como el Barça. Ausente Lenglet por sanción, acaso sorprendió la titularidad de Araujo y hasta cierto punto también la de Braithwaite, futbolistas joviales y frescos, por delante de dos clásicos cuya puesta a punto se discute a menudo: Umtiti y el recién recuperado Luis Suárez.

La presencia de Braithwaite reforzó la sensación de que Setién apostaba por un equipo más físico y dinámico que de toque después de preferir también a dos interiores versátiles como De Jong y Arturo Vidal antes que la pausa de Arthur.

La propuesta funcionó nada más comenzar el encuentro y media hora después cuando el partido dormía a los pies de Kubo. No marcó de inicio Messi ni tampoco Griezmann sino Vidal y Braithwaite. Intimidador, buen llegador y mejor rematador —siete tantos en nueve tiros—, el chileno se anticipó para cabecear un centro preciso de Alba después de una recuperación de De Jong. Jugó bien y rápido el Barça durante un buen rato ante el asombrado Mallorca, un equipo organizado, solidario y trabajado y, sin embargo, retratado en la primera jugada. Tiene juego y futbolistas suficientes para tumbar a rivales de la categoría del Madrid. No le ha beneficiado, sin embargo, el parón después de una excelente racha de resultados y de sumar 20 de sus 25 puntos en su estadio, ahora llamado Visit. A puerta cerrada, se ha relativizado la ventaja del factor campo, un alivio para los malos visitantes como el Barça, que había cedido ya tres empates y cinco derrotas, la última en el Bernabéu.

Formado en La Masia

Ha mejorado desde entonces, más vigoroso y agresivo, también liberado, como si hubiera salido de una condena, siempre capitaneado en cualquier caso por Messi. Alrededor del 10, el Barça tomó la pelota, encontró profundidad por los costados y percutió de forma reiterada ante Reina. No encontró por contra la manera de tapar a Take Kubo, un exquisito volante formado en La Masia y que en verano decidió fichar por el Madrid. Hoy juega como cedido para suerte del Mallorca. Kubo se ofreció desde la banda derecha, dio siempre una salida a su equipo y amenazó al Barcelona.

Los azulgrana no sabían cómo tapar a Kubo, excelente también a balón parado, duro en una falta que repelió Ter Stegen. La irrupción del japonés cambió el tono del partido porque el Barça se espantó y se creció el Mallorca. Hasta que llegó la pausa de la hidratación y los azulgrana se repusieron en la reanudación con el 0-2. Templó Alba, la pelota salió rechazada, se enroscó en De Jong y Messi para caer a los pies de Braithwaite. El danés estuvo tan rápido como afinado ante Reina: 0-2.

El partido se durmió y se hizo largo y farragoso, interrumpido por los cambios, sin apenas jugadas de interés, concentrada la expectación en Messi. La cámara no deja de seguir al 10, interesada en saber si le pasa algo cuando no marca, obsesionada en escrutar cada mueca del capitán del Barça. Messi agradeció el regreso de Suárez, asistió a Alba para que pusiera el 0-3 y acabó por hacer el 0-4.

Aunque le dio algunas vueltas, el Mallorca no encontró la manera de dañar al Barça después de la dimisión de Kubo. Más que para las figuras era un partido para los meritorios, gente como Vidal o Braithwaite, sostenidos en cualquier caso por Alba y Messi, para que no se dudara de que el equipo que jugaba y ganaba era el Barça. El País/Ramón Besa.

 

 

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