Argentina enfrenta segunda ola de COVID con economía exhausta

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La disyuntiva entre salud y economía está abierta. Según el presidente Fernández, “le cuesta mucho a los gobiernos imponer mayores restricciones porque la gente no las cumple”.

En 2020 Argentina decidió enfrentar la pandemia del COVID-19 con un duro y largo confinamiento orientado a evitar la saturación del sistema de salud. Pero ahora, ante la segunda ola, la fragilidad de la economía dificulta la aplicación de medidas drásticas.

Con una curva ascendente de contagios en las últimas dos semanas, que ya ubica a Argentina entre los 10 países con mayor número de nuevas infecciones diarias, el gobierno del presidente Alberto Fernández aplicará nuevas restricciones a partir de la medianoche de este jueves (08.04.2021).

La principal es un toque de queda nocturno, que algunos especialistas consideran insuficiente para frenar la expansión de la enfermedad.

También se restringirá el uso del transporte público, se limitarán las reuniones, y se cerrarán discotecas, salones de fiestas y lugares de juego.

Fernández, de 62 años y quien se encuentra en aislamiento por haberse contagiado de COVID-19 pese a estar vacunado, dispuso el año pasado ayudas y subsidios a empresas y trabajadores para sostener el confinamiento.

“Menos mal que lo hice. Creo que salvamos decenas de miles de vidas”, expresó el gobernante.

Sin embargo, ahora esos subsidios no están planteados en una Argentina que acumula ya tres años de recesión y cuyo Producto Interno Bruto se contrajo 9,9% en 2020, una de las peores marcas en la región.

Además, en octubre se debe celebrar una elección parlamentaria de medio término, en la cual el oficialismo aspira a mantener la mayoría en el Congreso.

“El gobierno no presupuestó una ayuda social este año como lo hizo el año pasado. El gobierno trata de ser prudente con las restricciones porque la economía tiene un impacto sobre la decisión de voto y el gobierno necesita una elección digna que le dé legitimidad para los dos siguientes años” de mandato, explicó a la agencia AFP el analista Carlos Fara.

La disyuntiva entre salud y economía está abierta. Según Fernández, “le cuesta mucho a los gobiernos imponer mayores restricciones porque la gente no las cumple. La gente es muy reacia a volver a quedarse en sus casas. Hay mucha gente que necesita volver a trabajar. Es muy difícil contenerla”.

La pobreza alcanzó al 42% de la población y el desempleo llegó al 11% a fines de 2020. Este jueves, centenares de integrantes de organizaciones populares se manifestaron frente al ministerio de Desarrollo Social para exigir más ayudas.

DW Noticias en Español.

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