Tegucigalpa – Los hondureños celebraron la llegada del Año nuevo en todo el país y como suele ocurrir siempre con la quema de pólvora que a pesar de las prohibiciones, las principales ciudades retumbaron con la explosión de cohetes, morteros y fuegos artificiales.
La explosión de alegría también era el reflejo de una población que ha resentido el año que dejó atrás, el 2020, el cual fue signado por la pandemia del COVID-19, que confinó a la mayor parte de los hondureños por meses y en noviembre por la destrucción que provocó la llegada de dos tormentas tropicales, Eta e Iota, que destruyó buena parte del territorio nacional.
Los hondureños esperan que el 2021 sea de mayor libertad, ya que con la próxima llegada de las vacunas contra el COVID-19, se espera una mayor movilización de la población sin las restricciones que actualmente ocurren en el país, especialmente de los centros de esparcimiento y el turismo interno.
En Tegucigalpa, San Pedro Sula, El Progreso, Choloma, La Ceiba y otras ciudades a las doce medianoche la explosión de fuegos artificiales se apoderó de dichos centros urbanos, pero fundamentalmente de los ciudadanos que liberaron toda el confinamiento que han soportado durante casi un año.
Aunque la intensidad fue menor a la del 24 de diciembre, en la capital se escuchó en toda su área metropolitana la reventazón de cohetes, silbadores, bombas y fuegos artificiales.
Proceso Digital.
