Intervención militar en Venezuela: los derechos humanos en peligro

Google+ Pinterest LinkedIn Tumblr +
Una intervención militar en Venezuela para poner fin a la crisis actual albergaría peligros aún peores para los derechos humanos, y podría redundar en un clima de mayor represión.

Existen voces de la política internacional que piden una intervención militar en Venezuela, alegando que esa es la única salida posible a la crisis en el país.

El presidente estadounidense, Donald Trump, dijo en marzo de 2019 que “todas las opciones están sobre la mesa”, refiriéndose justamente a esa posibilidad. La líder opositora venezolana María Corina Machado aseguró a DW el 19 de agosto de 2020 que la única estrategia que queda en Venezuela es una intervención internacional.

Un llamamiento a la entrada de un ejército extranjero a Venezuela conlleva la posibilidad de un conflicto militar de dimensiones mayores, según expertos. “Si recordamos la intervención militar en Panamá en 1989, supuestamente iba a ser una operación relámpago, y sin embargo fue de larga duración y costó la vida de miles de civiles. Esa también sería la consecuencia en Venezuela. Independientemente de si uno está de acuerdo o no con el gobierno de Maduro, una intervención militar extranjera, estadounidense, sería la peor opción y agravaría la situación de derechos humanos en el país”, sostiene Raul Zelik, ensayista y analista político, en entrevista con DW.

¿Violar los DDHH para defender los DDHH?

Quienes esgrimen el argumento de una intervención militarizada como posibilidad de resolver la crisis alegan que la situación humanitaria, debida a la violación masiva de los derechos humanos por parte del gobierno de Nicolás Maduro, así lo exige. La Corte Penal Internacional de La Haya está investigando a Maduro por crímenes de lesa humanidad, aunque aún no decidió si hay motivos para un juicio en su contra.

El objetivo de una intervención militar sería, según la oposición, forzar a Maduro a abandonar el poder, y así convocar a nuevas elecciones. Pero afirmar que la única solución para defender los derechos humanos en Venezuela es la entrada de soldados de un ejército extranjero, con el peligro latente, por ejemplo, de ataques aéreos, resulta paradójico, ya que sería justamente la población civil la que saldría más perjudicada y perdería sus derechos más fundamentales. Según Zelik, exprofesor adjunto de Ciencias Políticas la Universidad Nacional de Colombia,”las intervenciones militares siempre afectan a las mayorías populares. Es decir, que, a pesar de que el discurso que sustenta esa intervención se dirige en contra del gobierno, los muertos provienen de las clases populares”.

Una intervención militar siempre alberga el peligro de que el Estado que es intervenido por potencias extranjeras se defienda de ella, y con eso se produzcan más violaciones de los derechos humanos. Eso empeoraría la situación de los derechos humanos”, aclara Martin Lessenthin, portavoz de la Junta Directiva de la Sociedad Internacional para los Derechos Humanos (IGFM, por sus siglas en alemán), a DW. “Es evidente que una intervención militar extranjera en Venezuela no se haría en absoluto para defender los derechos humanos, sino para imponer intereses económicos y lograr el control directo de los recursos del país”, resalta, por su parte, Raul Zelik.

Una intervención militar nunca es una opción para los derechos humanos

Nicolás Maduro apenas permite que llegue ayuda humanitaria al país, y sigue echándole la culpa de la debacle a una “guerra económica”, mientras la oposición responsabiliza al gobierno.

Maja Liebing, experta en Venezuela de la rama alemana de Amnistía Internacional (AI), dice a  DW que esa organización ha podido documentar “serias violaciones de los derechos económicos de las personas en Venezuela. Se trata de una crisis económica gravísima, y hay tremendos problemas de abastecimiento en el país. No solo de alimentos, sino también de equipos médicos. Y esto, que viene sucediendo desde hace años, ha tomado dimensiones increíbles”.

Se estima que 3 millones de personas tuvieron que salir forzadamente de Venezuela, buscando protección en otros países, según la Organización Internacional de Migraciones (OIM), y la agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR. Con una inflación acumulada del 491% en los primeros siete meses de 2020, según el Banco Central de Venezuela (BCV), y del 843,44%, según el Parlamento controlado por la oposición, el acceso de la población a alimentos, medicamentos y artículos de primera necesidad no está garantizado. Con lo cual no está garantizado el derecho a la alimentación, además de otros derechos económicos, sociales y culturales, amparados por la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas de 1948.

Si la situación humanitaria en Venezuela es tan grave, desde el punto de vista de los derechos humanos ¿podría eso justificar una intervención militar extranjera? “Una intervención militar es siempre un enorme riesgo para la población civil”, subraya Maja Liebing. “En este caso, se trata de un conflicto altamente politizado, y esa propuesta de intervención militar no significa necesariamente que se hará para proteger los derechos humanos de los venezolanos, sino que, por momentos, parece ser parte de un conflicto entre Trump y Maduro. Por eso es tan importante poner en el centro de la discusión los derechos humanos de la población, qué es lo que realmente ayudaría a la gente en el lugar”, explica la experta de AI.

Martin Lessenthin por su parte, recuerda la intervención de la OTAN en la antigua Yugoslavia durante la Guerra de Kosovo, en 1999, elogiada internacionalmente, y que llevó a terminar con un genocidio y a la prevalencia de la democracia. Pero ese caso no es comparable con el de Venezuela. “Estoy en contra de una intervención militar en Venezuela. Es de desear que el pueblo de Venezuela encuentre un camino ampliamente pacífico para liberarse de la dictadura de Maduro. Que haya una posibilidad de liberar a todos los presos políticos, que no han hecho uso de la violencia ni animan a la violencia. Y que se lleven a cabo elecciones justas y transparentes, sin manipulaciones ni amedrentamientos, y con la presencia de observadores internacionales”, puntualiza.

¿Es realista hablar de una intervención militar en Venezuela?

“No es muy probable que EE. UU. lleve a cabo una intervención militar en Venezuela. El gobierno estadounidense tiene muchos problemas internos, y también observamos que las últimas intervenciones militares, como las de Afganistán o Irak, resultaron ser un desastre”, dice Raul Zelik. “Si con la alta pérdida de credibilidad del gobierno de Maduro la oposición no ha sido capaz de alimentarse de ese descontento popular, es por su falta de capacidad para plantear propuestas mayoritarias, de país”, añade. Para él, “la oposición ha sido muy agresiva, ya que no ha buscado soluciones políticas dialogadas, sino la polarización, y la defensa de los intereses de una minoría oligárquica”, critica.

Con él coincide Martin Lessenthin, quien tampoco cree se vaya a producir una intervención de ese tipo en este momento.”Esas voces que piden una intervención militar en Venezuela solo están sirviendo a la dictadura de Maduro, que reacciona presumiendo ser el protector de lo que considera el ‘socialismo bolivariano’, que se debe defender, y promueve más represión. Venezuela necesita un cambio hacia una mejor democracia, pero una intervención militar no es el camino correcto”, afirma.

En opinión de Raul Zelik, una intervención militar extranjera en Venezuela para preservar los derechos humanos no está justificada de ningún modo. “La situación de las clases populares es mala en toda América Latina. Y en Venezuela, ya antes del chavismo, una parte considerable de la población sufría miseria, hambre y marginación. Es cierto que ahora hay una crisis económica muy grave, y también es verdad que ahora algunos sectores que antes eran de clase media alta están muy afectados por la crisis. Pero no he visto que EE. UU. se plantee una intervención militar para mejorar las condiciones de vida en las favelas de San Pablo, Bogotá o Lima. En ese sentido, sus objetivos son mera propaganda política por el momento”, indica. “Venezuela tiene en este momento dos propuestas de derecha: la oposición derechista, y un sector del gobierno que se convierte cada vez más en el régimen manejado por una minoría. Por eso lo importante sería, internacionalmente, visibilizar a los sectores sociales que realmente quieren una alternativa de país y una alternativa para los sectores populares, que cada vez se sienten menos representados por el chavismo oficial”, sostiene.

Para Maja Liebing, de Amnistía Internacional, “el rol de la comunidad internacional en lo que respecta a Venezuela es anteponer el cumplimiento de los derechos humanos en toda propuesta, toda negociación y toda solución de la crisis”. Esa postura es “el resultado de la obligación de los Estados de evitar nuevas violaciones de los derechos humanos, así como de garantizar el derecho a la verdad, la justicia y la reparación para las víctimas de violaciones de los derechos humanos” añadió. Y resalta que “Amnistía Internacional llama a todos los países que están realmente interesados en las víctimas de violaciones de los derechos humanos en Venezuela, a apoyar a la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos sobre Venezuela, para que en el próximo período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos, en septiembre, renueven y fortalezcan su importante mandato”.

DW Noticias en Español. 

Share.

About Author

Leave A Reply

Copy Protected by Chetan's WP-Copyprotect.
A %d blogueros les gusta esto: