El hundimiento de la clase media americana

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De Clase Media a Media Clase

La clase media norteamericana ha perdido el sueño americano y los latinos que emigran a EEUU en busca de ese sueño, en el camino pueden encontrar la muerte o vivir en la tierra del Tío Sam  una cruel  pesadilla  de la cual les es difícil despertar.

Pero si la clase media norteamericana se siente pobre la de los países latinoamericanos y especialmente los centroamericanos se sienten  miserables, explotados por un sistema desigual e inhumano que los impulsa al consumismo y a un creciente endeudamiento que los arrastra a una espiral de la cual es imposible salir.

Los bajos salarios a que es sometida la clase media cada vez más letrada, los lleva a un estado de postración y de frustración  lo cual aunado a un  creciente sometimiento del pago de impuestos tanto municipales como estatales, los hunde en un estado de pobreza que es fomentado por  un sistema desigual en el que para subsistir, debe someterse a un estado confiscatorio.

Denia León

Un libro disecciona la precarización de este grupo de población, pilar del sueño de EE.UU.

Tanto estudiar y tanta formación intelectual para acabar siendo invisible. Esta es la sensación que tuvo Alissa Quart cuando llegó al mostrador de recepción del Columbia College de Chicago y preguntó por la profesora Brianne Bolin.

–¿Bolin? Lo siento, ese nombre no me sale en la lista.

No aparecía pese a que llevaba mucho tiempo enseñando composición literaria en ese centro. Ninguna extensión telefónica, ni soñar con una oficina en su condición de profesora adjunta.

Una vez que la contactó, Bolin emergió de la oscuridad. A Quart le llamaron la atención sus gafas, con una visible reparación casera a base de celo. Le explicó que se le habían roto hacía unos meses y no se podía permitir comprar unas nuevas. “En ese momento tenía 55 dólares en su cuenta y una deuda en la tarjeta de crédito de 3.000. Iba con un mes de retraso en el abono de los 975 dólares del alquiler de su piso de dos habitaciones”, escribe Quart.

Brianne fue una estudiante brillante que no tuvo problemas en encontrar trabajo tras licenciarse. Todo cambió a los 28 años, al quedar embarazada. Supo que criaría en solitario a su hijo. Las cosas se complicaron aún más. Finn nació con parálisis cerebral.

En el 2008 regresó a Chicago y en el Columbia le advirtieron que no obtendría un trabajo fijo. Eso era de otra época. Ahí seguía, cuidando a su hijo y sobreviviendo con un sueldo insuficiente –recibe food stamps (la ayuda federal para alimentos)–. Descrita como “una híper educada pobre”, es una más de los protagonistas reales de Squeezed (exprimidos), Por qué nuestras familias no pueden permitirse América, libro en el que Alissa Quart desgrana el hundimiento del pilar de la idiosincrasia de Estados Unidos y su famoso sueño.

El 65% de los estadounidenses viven preocupados por pagar sus facturas

No hace tanto, la expresión clase media era sinónimo de seguridad y complacencia. Ya no. “Todavía operamos bajo el mito de que, como sociedad, podemos ascender a la clase media y luego subir a otra clase”, indicó Quart en la presentación celebrada en el Barnes & Noble del Upper West Side de Manhattan. “En la actualidad no disponemos de esa movilidad ascendente, no podemos anticipar que nuestros hijos tendrán algo mejor que nosotros”, ratificó.

Esta presentación es como la cuadratura del círculo. En el entarimado, para formularle cuestiones, se hallaba George Packer, periodista de The New Yorker y autor de una de las obras esenciales para entender la evolución de EE.UU. En The unwinding (2013, publicada por Debate en el 2015 como El desmoronamiento), Packer profundiza en el proceso de descomposición a partir de las desigualdades económicas, la laminación de las clases medias, las deslocalizaciones industriales, la polarización política o desregulación y el poder de los grupos de presión y Wall Street. El volumen de Quart se adentra en esa clase media que, según el Pew Reserach Center, se ha encogido hasta el vuelco histórico de que la suma de ricos y pobres (121,3 millones) supera a sus 120,8 millones.

Alissa Quart, autora de 'Por qué nuestras familias no pueden permitirse América'

Alissa Quart, autora de ‘Por qué nuestras familias no pueden permitirse América’ (Archivo Alissa Quart)

En el reverso de la gloria económica que pregona el presidente Donald Trump, Quart se centra más en la pérdida de calidad de ese estatus mítico que en el terreno de las cifras. En el recorrido por sus páginas surge Mat Barry, profesor de Historia en un instituto de la Bahía de San Francisco, que por la tarde-noche ha de conducir para Uber. El boom tecnológico ha provocado tal encarecimiento de la vivienda que precisa ingresos extra. “Son clase media pero clase trabajadora en términos de ganancias, al filo de ser pobres, sin acceso a los beneficios que estos reciben”, recalca.

Sin embargo, la mayoría de sus personajes reales ingresan de 45.000 a 125.000 dólares anuales, por encima de los 35.000 del límite que marca la pobreza. La autora recuerda que el 65% de los americanos subsiste con la preocupación de pagar sus facturas. “Una de las razones para la ansiedad es que la vida de clase media es ahora un 30% más cara que hace 20 años”, subraya. El coste de la vivienda, la sanidad o la educación se han doblado mientras que los salarios se han estancado.

Alissa Quart busca que los ciudadanos no se autoinculpen ya que lo que “falla es el sistema”

Aplica el término de “la clase media precaria”. Se inspira en la expresión que el economista Guy Standing utilizó para definir a los obreros, sometidos a ocupaciones temporales, a tiempo parcial y mal pagados.

Ella lo usa para este otro grupo que se supone debía configurar una burguesía sólida, “gente que cree que por su preparación y trayectoria debería hallarse en una cómoda clase media, pero no les funciona y ven que las ventajas se han evaporado”, apuntó.

“Veo este libro –afirmó en su respuesta a Packer– como una ocasión para que los ciudadanos tomen conciencia, que dejen de autoinculparse y vean que lo que falla es el sistema, que entiendan los mecanismos del sistema que han hecho imposible que te sobrepongas a las dificultades financieras, para que no te puedas seguir culpando”.

Quart lo tiene claro: “Culpo a la concentración de la riqueza, a los impuestos que benefician a las corporaciones o a la desregulación de la industria”.

Publicado por La Vanguardia/Francesc Peirón/ Nueva York, EEUU

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