“Parecía película, una película que todo parece como una mentira. Y hasta aquí llegaban las fumarolas. Yo logré rescatar a un hijo, pero la mayoría de las personas se quedó enterrada”, explicó Walter Amílcar Mijangos, uno de los sobrevivientes de la aldea.
El hombre se encontraba rodeado de agentes de la Policía Nacional Civil, bomberos y personal de la Coordinadora Nacional de Desastres (Conred) en el punto anterior a la comunidad.
En el ascenso de la carretera, antes de llegar al núcleo urbanizado, podían verse carros volcados, árboles arrancados, perros muertos y el río de lava convertido en un camino de ceniza.
En el lugar donde se encontraban las casas, solo se veían aquellas que tenían segundo nivel. Las demás eran solo una montaña de ceniza.
Image caption La comunidad desapareció.
Image caption San Miguel Los Lotes quedó cubierta por ceniza.
Para orientarse en la búsqueda de cuerpos, los bomberos se fijaban en puntos oscuros entre la arena. E iban rescatando fallecidos, uno a uno.
Entraban a las casas por los tejados, porque las puertas y ventanas estaban tapadas por ceniza, y seguían sacando cuerpos. De niños, de adultos. Cuerpos calcinados que solo eran huesos y que, al tratar de trasladarlos se descomponían en pedazos.
Nuevos retumbos del volcán
Las labores de rescate en Los Lotes tuvieron que interrumpirse varias veces en el transcurso de la mañana por nuevos retumbos del volcán.
Además, a la sensación de caos se unieron las contradicciones entre los diferentes órganos a la hora de ofrecer el balance de muertos.
Image caption Los bomberos calculaban que el lunes los muertos confirmados rozaban el centenar.
Image caption El ejército fue desplegado en las labores de rescate.
Al final de la jornada, Conred contabilizaba 65. Mientras Erwin Villagrán, jefe de comunicación de bomberos voluntarios, indicó que eran 97.
Y según Villagrán, el 80% de los fallecidos era de San Miguel Los Lotes , la única localidad en la que habían realizado labores de rescate.
Romería a la morgue
Mientras tanto, los sobrevivientes de esta comunidad seguían en una romería entre los albergues habilitados y las morgues, en busca de sus familiares.
En uno de estos refugios, habilitado el instituto Simón Bergaño, en Escuintla, personal de la Procuraduría General de la Nación (PGN) tomaba a las familias datos de los desaparecidos.
Image caption Cuadrillas de voluntarios colaboraron en las labores de rescate.
“¿Cómo era Brithis?”, pregunta un delegado de la PGN.
“Era delgadita, su cabello era puro negro”, responde Floridalama Méndez, de 38 años y también habitante de San Miguel Los Lotes, acompañada de dos niños pequeños.
“Cuando nos dimos cuenta, detrás venía la lava . Yo solo salí corriendo, no me di cuenta, solo salí corriendo. Me faltaban cuatro hijos, pero ya aparecieron dos”, cuenta la mujer.
“No me quedó nada de nada. Vivíamos en bastante pobreza, no tenemos cultivos, pero ahora ya no me quedó nadita. Ni casa”.
Derechos de autor de la imagen BBC MUNDO Image caption. La mayoría de los habitantes de la aldea se encontraba fuera de la morgue de Escuintla.
Uno sus hijos pequeños, que solo la escucha, comienza a llorar. Al verlo, su hermano pequeñito, de dos años, también empieza rompe en llanto.
La mayor parte de habitantes de Los Lotes se encontraban en las afueras de la morgue de Escuintla, donde se están realizando las labores de identificación de los cuerpos.
Alex Rogelio Hernández desde la morgue cuenta que logró rescatar a uno de sus hijos pero que aún busca a otros cuatro.
Y recuerda cómo fue el momento de la erupción. “Se veían una nube negra y blanca, muy caliente, y también cayó agua”.
BBC Mundo