EE UU desplegará de 2.000 a 4.000 soldados de la Guardia Nacional en la frontera con México

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“Si sus recientes declaraciones derivan de una frustración por asuntos de política interna, de sus leyes o de su Congreso, diríjase a ellos, no a los mexicanos”, responde Peña Nieto

El acto estaba convocado en Virginia Occidental para hablar sobre la reforma fiscal, pero Donald Trump lanzó -literalmente- su discurso al aire y dirigió las naves hacia el tema en el que parece más cómodo últimamente: la inmigración. El presidente de Estados Unidos volvió a la carga vinculando extranjeros sin papeles con violaciones y luego, subido al Air Force One, afirmó que desplegará entre 2.000 y 4.000 soldados de la Guardia Nacional para proteger la frontera con México.

Prácticamente al mismo tiempo, el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, emitió un mensaje al país con un recado para el neoyorquino: “Si sus recientes declaraciones derivan de una frustración por asuntos de política interna, de sus leyes o de su Congreso, diríjase a ellos, no a los mexicanos. No vamos a permitir que la retórica negativa defina nuestras acciones”, dijo. El mensaje fue celebrado en México, incluso por el candidato opositor y líder en las encuestas presidenciales, Andrés Manuel López Obrador.

Trump lleva una semana volcando sus intervenciones públicas y sus mensajes en Twitter en la inmigración, que fue una de sus grandes bazas electorales en las elecciones presidenciales de 2016 y que parece seguir ordeñando para las legislativas de noviembre. El miércoles anunció que reforzaría con militares el control de la frontera mexicana y el jueves firmó ya la orden.

No es el primer presidente que adopta esta medida. Barack Obama recurrió en 2010 a la Guardia Nacional, una fuerza reservista que suele dedicarse a la seguridad de los Estados, para la vigilancia fronteriza, aunque en su caso el despliegue fue solo de 1.200 efectivos. Antes que el demócrata, el republicano George W. Bush también envió a 6.000 efectivos para complementar la función de las patrullas fronterizas.

El actual mandatario estadounidense lo hace en plena escalada de críticas a México, país al que acusa de pasividad en la llegada de irregulares a Estados Unidos, y alertando de una supuesta epidemia de entradas ilegales que no se apoya en evidencias. Trump ha estado criticando a una caravana de migrantes centroamericanos organizada por una ONG, que estaba cruzando México en dirección a la frontera estadounidense, y este jueves la relacionó de forma confusa con las violaciones.

El presidente recordó el comienzo de su candidatura en 2015, cuando acusó a México de enviar drogas e inmigrantes sin papeles “violadores”.  “Recuerden mis palabras iniciales en la Torre Trump cuando empecé. Todos dijeron: ‘Oh, ha sido duro’. Usé la palabra violación. Ayer salió donde viene esta caravana. Se está violando a mujeres a niveles que no se habían visto antes”. En su regreso a discursos de la era electoral, volvió incluso a habar de fraude electoral, asegurando que sitios “como California”, la gente “vota muchas veces”.

Rechazo a Trump en México

Peña Nieto reaccionó presionado por las críticas por la tibieza de su Gobierno ante las últimas amenazas. No es habitual que presidente recurra a un mensaje a la nación. Sin embargo, los repetidos ataques de Trump contra México esta semana y la orden de militarizar la frontera han soliviantado a todos los dirigentes y obligado al presidente a dar la cara.

El mexicano recordó que tanto el Senado como los candidatos presidenciales, en bloque, han rechazado las declaraciones de Trump: “Independientemente de sus naturales diferencias, todos coincidieron en rechazar medidas contrarias a una buena vecindad”. “Los mexicanos podemos tener diferencias entre nosotros, y, más aún, en tiempos de elecciones, pero estaremos siempre unidos en la defensa de la dignidad y la soberanía de nuestro país”, añadió.

Peña Nieto, que invitó a Trump a México durante la campaña mexicana y horas después de la visita este insistió en que su vecino pagaría el muro que pretende construir, no obvió la necesidad de mantener una buena relación bilateral con Estados Unidos. Ante los rumores, cada vez más intensos, de poder alcanzar un preacuerdo sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC, Nafta en inglés), Peña Nieto aseguró: “Estamos listos para negociar, sí, pero siempre partiendo de la base del respeto mutuo”. “Estamos convencidos de que, poniéndonos de acuerdo, como amigos, socios y buenos vecinos, a ambos países nos va a ir mucho mejor que confrontándonos”, trató de apaciguar.

Publicado por El País

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