Las redes sociales se han convertido en una herramienta para gobernar por parte de algunos presidente latinoamericanos, pero puede ser una herramienta de “múltiple filo”, advierten expertos.
“¿Ya me siguen en Tik Tok?”, preguntaba este martes el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, a sus seguidores en Twitter en un mensaje que iba acompañado de un video en el formato de la red social china, con el que mostraba imágenes de la inauguración de una nueva carretera en su país. En algunas oportunidades, el presidente centroamericano, incluso, aprovecha la red social para dar instrucciones a su ministros, que los usuarios pueden leer.
Sin embargo, Bukele, que cuenta con 2,3 millones de seguidores en Twitter, no es el único mandatario latinoamericano atraído por la red social predilecta de los políticos. Con 7,8 millones de seguidores, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, lidera en la región, seguido del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, con 6,6 millones de seguidores, y el de Venezuela, Nicolás Maduro, con 3,8 millones de seguidores.
¿Influidos por Trump?
Ante esta nueva forma de gobernar es imposible no recordar el estilo del expresidente estadounidense Donald Trump, quien era fanático de Twitter y utilizaba la red social como herramienta política, lanzando comentarios que encendían discusiones mundiales, pero también mensajes de odio. Algo que le valió la censura de los dueños de la red social.
El politólogo y máster de Relaciones Internacionales de la Universidad Sorbonne de París Pierre Lebret, no cree que estemos frente a personas del estilo imprevisible y peligroso de Donald Trump. “La comunicación política manejada por las presidencias en América Latina responden generalmente a una política comunicacional bastante bien definida con objetivos claros, y a cargo de un equipo”, dice.
Sin embargo, para el director del área de Investigación y Políticas Públicas de la ONG latinoamericana Derechos Digitales, Juan Carlos Lara, si bien los presidentes de la región son asesorados por expertos en comunicaciones, también tienen la influencia de Trump: “Creo que el uso de la misma red social por otros mandatarios en todo el mundo viene desde el éxito de Trump en la elección de 2016. En general, ese ejemplo sirvió como hoja de ruta respecto de cómo lograr una mayor resonancia. Independientemente de cuántos comentarios negativos provocara, crea muchas reacciones y una mayor atención a lo que están haciendo estas figuras”.
Gobernando por Internet
El estilo de ejercer su gobierno se asemeja al de Bukele y López Obrador, pues ambos suelen divulgar sus decisiones a través de las redes sociales. Mientras que Bukele es especialmente activo en Twitter, publicando mensajes, fotos y videos, AMLO transmite sus conferencias de prensa diarias por su canal de YouTube. Por su forma peculiar de comunicarse y pertenecer a otra generación, los especialistas califican a Bukele, como un “nativo digital”. Que Bukele siempre lleve un teléfono en la mano y se tome “selfies” en actividades oficiales no es nada nuevo; así lo hizo en 2019 durante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
“Twitter es hoy en día una herramienta práctica para la comunicación política tanto a nivel interno, como en la escena internacional. Depende del contexto, pero un presidente o presidenta que requiera reaccionar inmediatamente para condenar un hecho puede hacer uso de esa herramienta inmediata y de por sí, generar alguna tendencia. En ciertos momentos puede ser más efectivo que una rueda de prensa, pero claramente todo depende del objetivo al cual se apunta”, explica el politólogo Lebret.
Según Lara, la preferencia por Twitter, por parte de los gobernantes de la región, así como en el resto del mundo, responde a la facilidad que se tiene para alcanzar una cantidad enorme de personas de manera no intermediada: “Sin la necesidad de emitir cadenas nacionales u ocupar los medios de comunicación tradicionales, pueden hacerlo en cualquier momento. Les brinda un megáfono para hablarle directamente a la población. Más que el acto comunicativo mismo, es un acto que se sabe que va a tener resonancia: que va a ser tomado por los medios de prensa y va a ser escuchado por muchos”.
Pero no solo cuestiones políticas comparten los mandatarios en las redes sociales. El presidente de Argentina, Alberto Fernández, por ejemplo, creó una cuenta especial en Instagram para su perro. El experto Lebret interpreta esto como una tendencia que existe de defensa de los animales: “Hace algunos años no era parte de la agenda política de los países. Hoy en día, la juventud ha instalado el tema de la defensa de los derechos de los animales, como puede ser también lucha contra el cambio climático”. Por su parte, el activista Lara opina que con ello “quizás se pretenda ganar la empatía de la gente, el favor de la misma, asesorados por expertos en comunicación, para, a través de la circulación de imágenes con sus familias o a sus mascotas, humanizar la imagen de un mandatario”.
Herramienta de “múltiples filos”
Lara cree que “esta es una herramienta de múltiples filos, no solamente por el hecho de que gobernar para las redes sociales termina afectando cuál es el propósito del ejercicio de la función presidencial, sino porque termina afectando la vinculación de la figura de autoridad con las redes sociales”. Puntualiza que en estos espacios las personas tienen que poder ejercer su libertad de expresión, incluyendo a todas aquellas que no tienen posiciones de poder.
En todo caso, agrega el abogado Lara, se debe evitar utilizar las redes sociales para la incitación directa o indirecta a la violencia: “Ha habido, a través de discursos, invitaciones a actos de violencia política, usando mensajes indirectos que se subentienden por ciertos grupos como señales de apoyo a sus posturas extremas o violentas. En esto deberían tener cuidado los mandatarios latinoamericanos fanáticos Twitter”.
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