En esta Navidad paren la violencia y devuelvan lo robado, pide el cardenal Rodríguez

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Tegucigalpa – Detener la violencia y que los corruptos devuelvan lo robado, pidió el cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez durante la celebración de la homilía correspondiente al tercer domingo de adviento oficiada en la Basílica Menor de Suyapa, localizada al oriente de la capital hondureña.

-Rodríguez dijo que espera que las ayudas que vendrán del exterior encuentren corazones honrados, honestos y no seguir en la misma corrupción sino para tratar esos bienes como cosa sagrada.

El prelado hizo un llamado a aquellos que están meditando el crimen, que se abstengan y todos aquellos que se han apropiado de lo que no les pertenece, que preparen el camino a Jesús devolviendo lo robado, eso es preparar la Navidad.

Se refirió al mensaje en las orillas del Jordán de Juan Bautista. Este tercer domingo de Adviento, la liturgia nos invita a leer qué hay de vida en los desiertos de nuestro tiempo. Este año 2020 hemos experimentado que el desierto puede ser no sólo un lugar geográfico sino una experiencia vital, física.

La liturgia nos invita a discernir voces en el desierto para sintonizar con las que hablan de aspiraciones y proyectos que promuevan un gozo sin exclusiones, un gozo fruto de la vida según el Espíritu. Al mismo tiempo, el testimonio de los profetas Isaías y Juan, en este domingo, nos estimula a convertirnos en portavoces de los que no tienen voz.

Redescubrir a Jesús

Refirió que si hoy Juan El Bautista recorriese nuestra sociedad, nuestras comunidades en nuestra Honduras, qué triste que nos pudiera repetir las mismas palabras: “en medio de ustedes hay alguien que no conocen, aunque se llenen la boca diciendo que son cristianos, no lo conocen, porque no viven como el vivió, porque están llenos de odios, de rencores, de resentimientos, porque le han cerrado las puertas al amor de Dios y viven llenos de odio, en medio de ustedes hay uno a quien ustedes no conocen, aunque digan que son cristianos”.

“Si verdaderamente nos llamamos cristianos, tenemos que redescubrir a Jesús, su fuerza liberadora y la alegría del evangelio que llena el corazón y la vida de los que se encuentran con Él, eso nos dice el papa Francisco en su carta programática, la alegría del evangelio llena el corazón y la vida de los que se encuentran con Él, por eso ese tercer domingo del adviento nos llama ya desde la primera lectura a la alegría”, manifestó el líder espiritual.

Citó que San Pablo repite estén siempre alegres en el Señor, los que nos encontramos con Él llena nuestro corazón, llena nuestra vida de la auténtica alegría.

Agregó que el conocer al que se refiere Juan El Bautista no es algo relacionado con razonamientos, es una experiencia profunda de amor, de relación con Él y “es lamentable que haya tantos hombres y mujeres que nos decimos cristianos y para quienes Jesús es un ausente, un desconocido, está en medio de nosotros y no le conocemos”.

Solidaridad con daminificados

El cardenal señaló que los que se han reunido esta mañana en la eucaristía y los que siguen la transmisión de la misa a través de los medios de comunicación, nos damos cuenta que Él está en medio de nosotros, somos conscientes de que Jesús resucitado permanece para siempre y muy cerca de cada uno de nosotros y podemos comprender que Él viene siempre a nuestra vida para hacernos libres, para que vivamos en la verdad, en el amor, en la esperanza.

“Le reconocemos en el pobre, en el que está sufriendo, en tantos necesitados de hoy, después de los huracanes o en medio del COVID-19, le hemos ido a ver allá en el barrio La Bolsa en aquellos que perdieron todo lo que tenían en un incendio. En este tercer domingo del adviento, hay una gran invitación a la alegría, pero no la alegría que viene de afuera, muchos andan diciendo que esta navidad va a ser triste, no, no puede ser triste, porque la Navidad no depende ni de regalos, ni de luces ni de árboles, ni de licores o bebidas, la alegría viene de Jesús que quiere nacer en nosotros”, señaló.

Consultó si tenemos preparados el sitio en nuestro corazón para que Él nazca, al tiempo que informó que, a lo largo de esta semana, la tercera del adviento, se va a comenzar la novena de la Navidad, todavía para prepararse mejor, porque en medio de nosotros está y corremos el riesgo de no conocerle.

Corazones desgarrados

“Qué bello que en esta novena dejemos todo los superfluo y nos concentremos en aquél que no conocerle mejor y para llenar nuestro corazón de lo que Él nos trae, el amor y la verdadera alegría y la razón de esta alegría es la esperanza de que Él viene”, acotó.

Aludió al profeta Isaías recibió un mandato, consuelen a mi pueblo dice el Señor, el profeta trata de consolar al pueblo en una situación difícil diciéndoles que el Señor viene a curar los corazones desgarrados, a proclamar amnistía a los cautivos, a los prisioneros la libertad y a proclamar un año de gracia del Señor y termina diciendo desbordo de gozo en el Señor y me alegro en mi Dios porque me ha vestido con un traje de fiesta, un traje de gala y el fundamento de esta alegría es que el Señor está cerca.

“Cuántos corazones desgarrados hay en nuestra Honduras, cuántos están cautivos del odio y de la muerte, seríamos capaces y este es una llamada a los que provocan violencia y cultura de la muerte, seríamos capaces de que esta novena de la Navidad transcurriese sin que hubiera una sola muerte violenta, será posible en una Honduras que ama a Jesús y quiere recibirlo en la Navidad, sería el mejor regalo para el Niño Dios”, enfatizó el purpurado.

Aquellos que tienen armas, como dice el salmista, y están meditando el crimen, que se abstengan y todos aquellos que se han apropiado de lo que no les pertenece prepararían el camino a Jesús devolviendo lo robado, eso es preparar la Navidad.

Alegrar los corazones

Por eso es que este domingo se llama el domingo de la alegría, sacar de nosotros todo lo que no es el amor de Dios y llenarnos como decía el papa esta mañana en el Ángelus, de la ternura de Dios y actuar con ternura frente a los niños, con ternura frente al propio conyugue o la conyugue, con ternura frente a los hijos en la familia y dejáramos si quiera una semana sin violencia, sin agresividad, es posible, claro que sí, confió.

En ese sentido, pidió que se alegren los corazones desgarrados por Él viene a curar nuestras heridas, que se alegren los cautivos porque Él abre todas las prisiones interiores. Cuántas personas cautivas de un vicio en una cárcel de su propio corazón, Él quiere abrir las prisiones interiores, que se alegren los que están agobiados por la vida porque Él viene a liberarnos de nuestras cargas, que se alegren todos los que se sienten frágiles porque Él es nuestra fortaleza, que nos alegremos todos en esta próxima Navidad porque Él viene a llenar de luz y de sentido, nuestra vida humana.

Que se alegran todos los que están sufriendo con dolor lo que se perdió en esas tormentas, porque tenemos que volcarnos en solidaridad, que se alegren todos aquellos que a través de su generosidad, ayudaron en esos 17 contenedores que salieron de la Basílica Menor de Suyapa o en todo lo que sigue saliendo de la Caritas, que se alegren los corazones de los que nos quieren ayudar en Honduras, pero que encuentren corazones honrados, honestos, que se puedan administrar esos bienes que van a venir o que se andan pidiendo, no para seguir en la misma corrupción sino para tratar esos bienes como cosa sagrada que viene de Dios para los pobres, increpó el prelado.

Que nos alegremos todos en esta próxima Navidad porque Él viene a llenar de luz y de sentido nuestra vida humana por eso hoy volvemos nuestra mirada al Señor Jesús para decirle, ven Señor Jesús y llénanos con tu presencia, que nuestro corazón desborde al sentirnos amados de un modo tan admirable y que esta Navidad esté llena de amor, que aquellos que se puedan sentir cautivos de un pecado preparen su corazón con una buena confesión que es la mejor manera, aunque no haya nacimiento ni arbolito ni luces, con tal que haya paz interior y gracia de Dios en los corazones, será una feliz navidad, manifestó.

En cambio si queremos llenarla de cosas, pero vacíos de Dios, será una parranda más, una francachela más, pero no será Navidad, por eso pongámonos en camino, allanemos lo que se tenga que allanar, para que no siga diciéndonos Juan El Bautista en medio de ustedes está uno que ustedes no conocen y para que le podamos decir a Jesús, si Señor te conocemos, te conocemos al partir el pan, te conocemos al celebrar la eucaristía, te conocemos en el pobre que necesita de nuestra ayuda, te conocemos en el rico que necesita de nuestra ayuda, te conocemos en todo aquel que quiere amarte y necesita de testigos del amor para que te recibamos en la verdadera alegría, cerró la homilía.

Proceso Digital.

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